La enseñanza de las tablas de multiplicar siempre es un problema tanto para maestros como para los alumnos y los padres de familia.
Aunque no nos guste tenemos que aprendernos de memoria muchísimos números en un corto periodo de tiempo para poder comenzar a realizar operaciones. Como he comentado anteriormente, para mí la memorización siempre fue un problema, no porque no puediera, sino porque mi espíritu rebelde ante la autoridad y las metodologías lo tuve muy inquieto desde pequeña.
El aprendizaje de las multiplicaciones puede ser una buena experiencia
El hecho de pasar horas en constante repetición me resultaba enfermizo, me daba flojera y terminé por detestar las multiplicaciones. Sé que no soy la única que ha pasado por eso y durante años me he preguntado la causa de tal rebeldía. La respuesta es secilla: odiaba todo lo que tuviera que ver con cosas memorizadas pues jamás me explicaban el «por qué» y sólo me obligaban a cumplir con una actividad mecánica y sin sentido.
Tiempo después, comencé a dar clases a niños y jóvenes con el fin de ayudarles a comprender mejor algunos temas escolares y me percaté de que las multiplicaciones deben ser enseñadas con principios lógicos. La pura memorización es funcional para ciertos alumnos, pero para la mayoría es simplemente un cúmulo de información sin contenido que se queda por un momento en la memoria del aprendiz y que al primer descuido, se borra por completo.
Uno de mis primero retos, tanto como alumna como en el papel de profesora, fue la tabla del 3. Si un alumno comienza con dificultades al llegar a esta tabla, es muy factible que las del 6, 7, 8 y 9 se conviertan en un tormento. Por eso es conveniente afianzar la comprensión de cómo y por qué se obtienen ciertos resultados desde que se trata la tabla del 3, para evitar confusiones y frustración al avanzar con los demás números.
Lo que se debe comprender con la tabla del 3 es muy simple:
3 x1 es igual a 3 pues contamos sólo un 3
3 x2 es igual a 6 pues contamos dos veces el 3 (es decir, 3 más 3 son 6)
3 x 3 es igual a 9 pues contamos 3 veces 3 (es decir, 3 más 3 más 3 son 9)
Lo importante es que los niños entiendan que lo único que deben hacer es sumar 3 cada vez que pasen al siguiente número. Al llegar al 3 x9 deberán sumar 9 veces 3 y es posible que se confundan un poco. Hay que guiarlos para que den con el 27 como resultado y después preguntarles: «¿Está difícil sumar tanto verdad? Por eso es importante que te aprendas los resultados pues te será más fácil y no tendrás que hacer sumas, es como un atajo para que se te faciliten las cosas».
En resumen, las tablas deben ser enseñadas como «atajos», como un modo en el cual será más fácil para el niño hacer operaciones. Se les tiene que mostrar como un truco para que las cosas sean más fáciles y rápidas y no como un nuevo tema complicado que se tienen que aprender para pasar el año. Es una forma de convencerlos de que las multiplicaciones les servirán para algo.
Otro método efectivo es el de jugar con ellos al «mercado». Y mucho más efectivo si se juega con ellos empleando dinero real, pues a partir de eso, no les quedará duda de que multiplicar es algo útil para la vida. Por ejemplo, pídale al niño que le dibuje y recorte 10 manzanas (muy sencillas, pues sólo es para el juego). Luego pongan el precio de 3 pesos por manzana. Pídale que sea el vendedor y cómprele manzanas con dinero real. Acuerden que si hace bien las cuentas usando la multiplicación, él podrá quedarse con el dinero y si no lo logra o si se pone a sumar, tendrá que repasar con usted por 10 minutos más las tablas. Realice esta actividad durante 1 semana y verá que rápidamente se aprenderá la fastidiosa tabla del 3. Esta es una actividad que puede sonar extravagante pero es una buena inversión si piensa que pasará un buen rato con el pequeño, logrará el aprendizaje de las tablas y lo más importante, le enseñará que este conocimiento tiene una utilidad real para la vida cotidiana. Piense que lo más que puede «perder» al realizar este juego durante 1 semana (5 días) son 150 pesos que de todos modos gastaría en alguna clase particular o en algún material de apoyo. Para las tablas del 6, 7, 8, y 9 puede negociar y ofrecerle algún «premio» al final de la semana en lugar de darle todo el dinero de las «ganancias».
Estas son sólo algunas ideas que se han puesto en práctica y han brindado excelentes resultados. Ojalá se animen a realizarlas, pues quedarán sorprendidos de lo divertido y provechoso que pueden resultar las molestas tablas de multiplicar en el desarrollo de un niño.